Tradiciones y rituales

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por MICHELLE LANGLEY – Universidad Griffith

Cada diciembre, Navidad, Janucá y Kwanzaa, entre otros, se apoderan de nuestros pensamientos y nuestras billeteras mientras participamos en ceremonias que nuestros antepasados han practicado desde que tenemos memoria. Todos estos son ejemplos de tradiciones. Y en la mayoría de los casos, las tradiciones van acompañadas de rituales.

¿Cuál es la diferencia?

En términos científicos, una “tradición” se refiere a la transmisión de costumbres y creencias de una generación a la siguiente. Un “ritual”, por otro lado, es una serie de acciones realizadas de acuerdo con un orden prescrito, y que a menudo está incrustado en un sistema simbólico más amplio, como la religión o la filosofía.

Por ejemplo, mientras celebrar cumpleaños es una tradición, soplar las velas de un pastel es un ritual. Del mismo modo, mientras casarse es una tradición, intercambiar votos es un ritual.

Se pueden crear nuevos rituales en cualquier momento. Para convertirse en tradición, solo necesitan ser entendidos y replicados por una comunidad más amplia. Y no es solo en grandes gestos que los humanos practican rituales; algunos están tan integrados en nuestra vida cotidiana que ya no los reconocemos. La forma muy particular en que alguien prepara su té o café por la mañana es un ritual que se realiza a diario.

Básicamente, los rituales están en todas partes. Eso plantea la pregunta: ¿por qué los tenemos?

Evidencia arqueológica de los primeros rituales.

El comportamiento ritual tiene orígenes muy profundos en la humanidad. Sin embargo, rastrear estos orígenes y su desarrollo es difícil, ya que los rituales a menudo dejan pocos o ningún rastro físico para que los arqueólogos los encuentren.

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Hasta ahora, la mejor evidencia de rituales antiguos es el entierro deliberado de los seres queridos. El ejemplo más antiguo se encuentra en el Monte Carmelo en Israel, donde hace unos 130.000 años su comunidad enterró a una mujer neandertal.

Los arqueólogos también sugieren que el uso extensivo de pigmentos coloreados (particularmente rojo brillante) para pintar cuerpos, objetos y paredes de roca apunta a la práctica de un comportamiento “simbólico”, incluido el ritual. La evidencia confiable más antigua del uso de colorantes data de hace entre 500.000 y 310.000 años y proviene de varios sitios arqueológicos en el sur de África.

Otro tipo de evidencia que a menudo está intrínsecamente ligada a rituales y tradiciones son los instrumentos musicales. Se han encontrado flautas de hueso que datan de hace unos 42.000 años en Europa Occidental. Se desconoce cuánto tiempo han utilizado las personas los primeros instrumentos: la voz humana, las palmas y los pies.

¿Por qué tenemos rituales?

Los rituales juegan un papel muy importante en las comunidades humanas por varias razones.

Primero, los rituales ayudan a reducir las ansiedades individuales y colectivas, especialmente cuando nosotros mismos, nuestra familia o toda nuestra comunidad enfrentamos tiempos de incertidumbre o crisis.

Las investigaciones han demostrado que al orar o cantar juntos nos sentimos conectados y apoyados y nuestra ansiedad se reduce. Esto puede explicar por qué los parisinos se sintieron movidos a cantar juntos mientras veían arder su amada Catedral de Notre Dame en 2019.

Los rituales también ayudan a reducir la ansiedad al permitirnos sentir control sobre nuestro entorno. Por ejemplo, los nuevos padres pueden estar ansiosos por proteger a su bebé. Los rituales que dan la bienvenida al bebé a la familia y la comunidad lo ayudan a sentir que ha hecho todo lo posible, incluso recurriendo a la protección sobrenatural, para garantizar el bienestar de su hijo.

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En segundo lugar, los rituales unen a las personas para celebrar o marcar hitos importantes en la vida. Los nacimientos, las graduaciones, los matrimonios y las defunciones están marcados por rituales y tradiciones en todo el mundo. Estos eventos brindan un momento y un lugar para reunirse y animar a las personas a renovar sus lazos con amigos y familiares.

Estos lazos son especialmente importantes en tiempos de mala suerte, lo que ayuda a explicar por qué el incentivo para mantenerlos ha perdurado a lo largo de la historia humana.

Imaginen vivir hace decenas de miles de años, cuando las comunidades humanas eran mucho más pequeñas y, a menudo, vivían más separadas. Si un volcán entraba en erupción, la destrucción resultante podría significar que los recursos vegetales y animales (alimentos y materiales esenciales necesarios para la supervivencia) no estarían disponibles durante meses, o tal vez años.

Entonces tendrían que confiar en los lazos que mantuvieron con las comunidades vecinas a través de rituales compartidos. Dichos lazos alentarían el intercambio de recursos hasta que mejoren las circunstancias.

Finalmente, los rituales nos ayudan a recordar y compartir grandes cantidades de información cultural. Al aprender un formato o patrón de comportamiento a través del ritual, podemos absorber información y recordarla más tarde con mayor facilidad.

Este enfoque funciona sorprendentemente bien para garantizar que la información se transmita oralmente durante largos períodos. Hasta el momento, la historia más antigua datada con métodos científicos es la historia de la erupción del volcán Budj Bim del pueblo aborigen Gunditjmara, que ocurrió hace 37.000 años en lo que ahora es el suroeste de Victoria.

Poder retener información sobre los cambios en el paisaje, sus plantas, animales y personas, en última instancia, aumentó la probabilidad de que sus familias no solo sobrevivieran, sino que prosperaran.

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Los rituales permanecerán

Sin rituales, y las tradiciones en las que se incrustan, es poco probable que la humanidad haya avanzado a su estado actual de desarrollo cultural y tecnológico.

No habríamos podido recopilar y compartir información continuamente, mantener vínculos en áreas geográficas extensas o superar períodos difíciles.

A pesar de estar rodeados de tecnologías cada vez más complejas, los rituales de hoy siguen siendo más importantes que nunca. Con los eventos climáticos extremos y los conflictos que continúan desplazando a las personas en todo el mundo, actuarán como un pegamento social esencial que mantendrá unidas a nuestras comunidades.

Fuente: The Conversation/ Traducción: Alina Klingsmen

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