La ubicuidad del control remoto

-

por TRANG X. TA

El distrito de Sham Shui Po en Hong Kong es un epicentro local de cosas eléctricas. Un extremo del vecindario está poblado por vendedores que ofrecen equipos, dispositivos y accesorios nuevos para computadoras y juegos. En el otro extremo, los pequeños centros de reciclaje de tiendas reciben televisores, refrigeradores, estéreos, electrodomésticos y lavadoras usados, que se venderán a los mercados de segunda mano en África.

Entre las dos áreas de comercio de productos antiguos y nuevos, un mercado callejero de segunda mano ofrece una plétora de productos desechados y obsoletos para la venta en la acera. En la profusión de objetos de segunda mano destaca especialmente la variedad y volumen de mandos a distancia separados de sus componentes principales. Los recicladores de la tienda los descartan intencionalmente, produciendo un excedente que se recupera para revenderlo en el mercado callejero.

El primer control remoto inalámbrico para un producto electrónico de consumo se introdujo en 1938 para una radio. Desde entonces, el mando a distancia ha sido un firme acompañante de la evolución de los dispositivos electrónicos. A medida que aumentó la multitud de cosas eléctricas, también lo hizo la abundancia de controles remotos. La ubicuidad de este dispositivo demuestra cómo se ha convertido en un apéndice necesario de las cosas eléctricas. Un lugar común pero no oculto, el control remoto sirve como una prótesis, extendiendo el alcance humano a través del espacio y permitiéndonos operar las cosas eléctricas cada vez más complejas en nuestra vida cotidiana. Separado de lo que controla, el control remoto desafía la obsolescencia, incluso cuando sus contrapartes se rinden ante él.

Más en AntropoUrbana:  Antropología autista

Fuente: SCA/ Traducción: Alina Klingsmen

Comparte este texto

Textos recientes

Categorías