
por CHRISTINE LEUENBERGER – Universidad Cornell
Los mapas están por todas partes: en los teléfonos, en las pantallas de los aviones y de los coches, y en los libros de texto de todo el mundo. Mientras que algunos mapas delimitan y nombran territorios y fronteras, otros muestran diferentes bloques electorales en las elecciones, y los dispositivos GPS ayudan a los conductores a llegar a su destino.
Pero, independientemente de su finalidad, todos los mapas tienen algo en común: son políticos. Hacer mapas implica tomar decisiones sobre qué omitir y qué incluir. Están sujetos a selección, clasificación, abstracciones y simplificaciones. Y estudiar las decisiones que se toman en los mapas, como hago yo, puede revelar diferentes historias sobre la tierra y la gente que la reclama como suya.
En ningún lugar es esto más cierto que en las regiones en disputa que hoy incluyen el actual Israel y los territorios palestinos. Desde la creación del Estado de Israel en 1948, diferentes organizaciones gubernamentales y no gubernamentales y grupos de interés político han participado en lo que se puede describir mejor como “guerras de mapas”.
Los mapas de la región utilizan la denominación de lugares, la posición de las fronteras y la inclusión u omisión de ciertos territorios para presentar visiones geopolíticas contrastantes. Hasta el día de hoy, Israel o los territorios palestinos pueden desaparecer de algunos mapas, dependiendo de la política de sus creadores.
Esto no es exclusivo de Oriente Medio: las “guerras de mapas” están en marcha en todo el mundo. Algunos de los ejemplos más conocidos incluyen las disputas entre Ucrania y Rusia, Taiwán y China, e India y China. Todos están involucrados en controversias sobre la integridad territorial de los estados-nación.
Una breve historia de los mapas
Tradicionalmente, los mapas se han utilizado para representar cosmologías, culturas y sistemas de creencias. En el siglo XVII, los mapas que representaban las relaciones espaciales dentro de un territorio determinado se volvieron importantes para la creación de estados-nación. Estos mapas oficiales ayudaron a anexar territorios y determinar derechos de propiedad. De hecho, cartografiar un territorio significaba conocerlo y controlarlo.
Más recientemente, las herramientas para hacer mapas se han vuelto más accesibles. Cualquiera con una computadora y acceso a Internet ahora puede hacer y compartir “mapas alternativos” que presentan diferentes visiones de un territorio y plantean diversas reivindicaciones geopolíticas.
Y los mapas producidos en una región en conflicto, como Israel y los territorios palestinos, cuentan una rica historia sobre la relación entre la cartografía y la política.
La cartografía de Oriente Medio
Durante el Mandato británico de Palestina, de 1917 a 1947, los topógrafos británicos cartografiaron los territorios para ejercer su control sobre la tierra y su gente. Fue un intento de reemplazar las reclamaciones territoriales otomanas más informales de la época.
Cuando se fundó Israel en 1948, solo se había cartografiado alrededor del 20% de la superficie total de lo que se conoce como Palestina histórica, un hecho que ha alimentado las disputas territoriales hasta el día de hoy. Los esfuerzos cartográficos británicos y sus omisiones permitieron que el recién establecido estado de Israel declarara la mayoría de los territorios como tierra estatal, deslegitimando así las reclamaciones territoriales palestinas.
Los mapas también ayudaron a construir el estado israelí. Los topógrafos y planificadores cartografiaron la tierra para asignar derechos sobre la misma y ayudaron a construir la infraestructura del estado, incluidas las carreteras y los ferrocarriles.
Pero los mapas también ayudaron a crear un sentido de nacionalidad. Los mapas que representan la forma de una nación delineando sus fronteras nacionales se conocen como mapas “logotipo”. Pueden realzar los sentimientos de unidad nacional y un sentido de pertenencia nacional.
Una vez establecido, el estado israelí rehizo los mapas de la región. Una Comisión de Nombres Gubernamentales israelíes ideó nombres hebreos para reemplazar los nombres árabes y cristianos de las diferentes ciudades y pueblos en el mapa oficial de Israel. Al mismo tiempo, se omitieron del mapa las topografías y lugares que antes eran palestinos.
Sin embargo, algunos cartógrafos palestinos siguen haciendo mapas que incluyen lugares con nombres palestinos y representan la Palestina histórica anterior a 1948, una zona que se extiende desde el río Jordán en el este hasta el mar Mediterráneo en el oeste. Estos mapas se utilizan para defender el derecho de los palestinos a la tierra y fomentar un sentido de pertenencia nacional.
Al mismo tiempo, los cartógrafos palestinos que trabajan con la Autoridad Palestina, el organismo gubernamental que administra el control civil parcial sobre los enclaves palestinos en Cisjordania, hacen mapas oficiales de Cisjordania y Gaza con la esperanza de establecer un futuro estado de Palestina. Los mapas se alinean con los esfuerzos de las Naciones Unidas para trazar un mapa de los territorios de acuerdo con el derecho internacional, demarcando Cisjordania y Gaza como territorios separados y ocupados por Israel.
Después de la guerra de 1967 entre Israel y sus vecinos árabes, Israel ocupó Cisjordania y Gaza. Como resultado, las guerras de mapas se intensificaron, especialmente entre diferentes facciones dentro de Israel. El “campo de la paz” de izquierda, que se dedicaba a los compromisos territoriales con los palestinos, se enfrentó a un ala derecha israelí comprometida con la recuperación de la “Tierra Prometida” para garantizar la seguridad israelí.
Estas visiones geopolíticas incompatibles siguen reflejándose en los mapas. Los mapas del “campamento de la paz” se adhieren a la delineación de los territorios de acuerdo con el derecho internacional. Por ejemplo, incluyen la Línea Verde, la línea de armisticio reconocida internacionalmente entre Cisjordania e Israel. En cambio, los mapas oficiales elaborados por el gobierno israelí dejaron de delinear la Línea Verde después de 1967.
Disputas fronterizas
No sólo los diferentes grupos de interés y actores políticos han utilizado los mapas de la región para plantear reivindicaciones geopolíticas en pugna, sino que los mapas también han desempeñado un papel central en los esfuerzos esporádicos por establecer la paz en la región.
Los Acuerdos de Oslo de 1993, por ejemplo, se basaron en mapas para proporcionar el marco para el autogobierno palestino a cambio de seguridad para Israel. El objetivo era que después de un período provisional de cinco años, se negociara un acuerdo de paz permanente basado en las fronteras establecidas en esos mapas.
En consecuencia, los planificadores y topógrafos palestinos cartografiaron el territorio asignado a un futuro Estado de Palestina. Aunque los Acuerdos de Oslo sólo prometen un futuro Estado –pero con fronteras y nivel de soberanía aún inciertos–, los expertos palestinos siguen preparándose para gobernar los territorios mediante la cartografía de los mismos.
Los mapas de Oslo se utilizan hasta el día de hoy para delinear visiones geopolíticas de Israel y de un futuro Estado de Palestina que se basan en el derecho internacional. Pero para muchos israelíes, la visión de Oslo de una solución de dos Estados ha muerto: el ataque de Hamás —la organización política nacionalista palestina que gobierna Gaza— contra Israel el 7 de octubre de 2023 fue su último golpe.
La posterior guerra entre Israel y Hamás, actualmente sujeta a un alto el fuego, ha implicado desde el principio la utilización de mapas.
En diciembre de 2023, el ejército israelí publicó en Internet un “mapa de evacuación” que dividía la Franja de Gaza en 623 zonas. Los palestinos podían conectarse a Internet –siempre que tuvieran acceso a electricidad e Internet en un territorio plagado de apagones– para averiguar si su barrio había sido llamado a evacuar. Los comandantes militares israelíes utilizaron este mapa para decidir dónde lanzar ataques aéreos y realizar maniobras terrestres.
Pero el mapa también tenía un objetivo político: convencer a un mundo escéptico de que Israel estaba tomando precauciones para proteger a los civiles. De todos modos, su introducción causó confusión y miedo entre los palestinos.
Trazando un camino a seguir
Los mapas no solo sirven para dar sentido al pasado y al presente; también ayudan a la gente a imaginar el futuro. Y diferentes mapas pueden revelar visiones geopolíticas contradictorias.
En enero de 2024, por ejemplo, varias organizaciones israelíes de derecha y de colonos organizaron la Conferencia para la Victoria de Israel. El objetivo era planificar el reasentamiento de Gaza y aumentar los asentamientos judíos en Cisjordania. Los oradores abogaron por el traslado de palestinos de la Franja al Sinaí mediante una “emigración voluntaria”. Mientras los colonos judíos planeaban el regreso a Gaza y los oradores citaban tanto la Biblia como la seguridad israelí como justificaciones, un mapa de gran tamaño mostraba la ubicación de los asentamientos judíos propuestos.
De manera similar, el Movimiento Israelí para los Asentamientos en el Sur del Líbano ha publicado mapas de los asentamientos judíos planificados en el sur del Líbano.
Esos mapas revelan el deseo de algunos en Israel de un “Gran Israel”, una zona descrita en 1904 por Theodor Herzl, considerado el padre del sionismo moderno, que abarca desde el arroyo de Egipto hasta el Éufrates.
No sorprende que los palestinos elaboren diferentes mapas para imaginar el futuro. Palestine Emerging –una iniciativa palestina e internacional que reúne a diversos expertos, organizaciones y financiadores– utiliza mapas que conectan Gaza con Cisjordania y la región en general.
Su objetivo es transformar Gaza en un centro para el comercio, el turismo y la innovación e integrarla en la economía global. En consecuencia, los mapas de proyectos urbanos, aeropuertos y puertos marítimos se superponen a los contornos cartográficos de Gaza; y un corredor Gaza-Cisjordania, que estaría sellado por razones de seguridad israelí, podría conectar los dos territorios palestinos geográficamente separados.
Estos mapas reflejan los esfuerzos de los interesados palestinos por seguir inspeccionando los territorios que, desde los Acuerdos de Oslo, conformarían el futuro Estado de Palestina.
Una nueva era de geopolítica expansionista
Con la actual administración estadounidense más alineada con las políticas israelíes de derecha, los mapas del Gran Israel pueden guiar lo que Hagit Ofran de Peace Now llama el comienzo de un nuevo período de políticas del “Gran Israel”.
En un aparente cambio radical de la política de larga data del gobierno estadounidense de apoyar una solución de dos estados en la que Gaza sería parte de un estado palestino, Donald Trump lanzó el 4 de febrero de 2025 un plan para que Estados Unidos “se apodere” de Gaza, expulsando a sus habitantes actuales y convirtiendo el enclave en “la Riviera de Oriente Medio”.
Tal medida equivaldría a otro intento de rehacer las fronteras en todo Oriente Medio. Sin embargo, no pondría fin a las “guerras de mapas” en Israel/Palestina.
Fuente: The Conversation/ Traducción: Horacio Shawn-Pérez