por MICHAEL KILMAN
Así que decidiste crear un personaje ficticio para un juego, novela o película.
Vas a necesitar algunos ingredientes:
1 cuarto de contexto,
2 tazas de condiciones,
3 cucharadas de opciones,
y una pizca de empatía (no tengas miedo de exagerar la empatía).
Obtener estos ingredientes no es tarea fácil. Considera los siguientes consejos para desarrollar un personaje con profundidad.
Paso uno
Para el contexto, deberás considerar el sistema cultural en el que reside el personaje. ¿En qué estructuras mitológicas nació este personaje? ¿Qué idioma(s) rodean el mundo del personaje? ¿Qué estructuras políticas y económicas existen en la cultura? ¿Qué religiones existen en esta sociedad? En otras palabras, piensa en el período de tiempo y las normas y valores de la cultura en la que nació y se crio el personaje. No olvides considerar las interpretaciones culturales de la pureza y lo que la sociedad etiqueta como limpio y sucio.
Segundo paso
Para encontrar las condiciones, debes considerar las experiencias de vida del personaje dentro del sistema cultural. Por ejemplo, si hay tres religiones posibles en tu mundo ficticio, ¿cuál es la religión de este personaje? ¿Es devoto de estas creencias? Si es así, ¿por qué? Si no, ¿por qué? ¿Cuáles son sus experiencias personales con el género? ¿Qué pasa con la economía? ¿Cómo es su familia? ¿Qué tipo de educación tuvieron? ¿Son sus padres personas importantes o son parias? Piensa en la historia de fondo de tu personaje dentro del marco cultural que creaste. ¿Qué tan bien navegan en su propia cultura y dónde encajan en la jerarquía (o falta de ella) de su sistema cultural? ¿Tu personaje tiene alguna habilidad o destreza? ¿Cómo se perciben y tratan estas habilidades y destrezas en su sociedad?
Paso tres
Una vez que hayas conseguido tu cuarto de contexto y tus dos tazas de condiciones, las elecciones serán mucho más fáciles. Contempla cuánta agencia tiene tu personaje. ¿Cómo se presenta o realiza su identidad? ¿Qué tipo de elecciones es probable que haga? ¿Tiene alguna emoción con la que lucha? ¿Toma medidas decisivas? ¿Es indeciso? ¿Cuánta libertad de movimiento tiene? Si se mete en problemas, ¿será capaz de encontrar la salida? Tendrás que decidir si tu personaje cambiará como resultado de sus elecciones o si seguirá siendo el mismo. O tal vez comience a cambiar y luego se retire a viejos patrones de comportamiento y elecciones.
Paso cuatro
Si mediste los demás ingredientes correctamente, puedes sazonarlos con empatía para resaltar el sabor de su carácter. ¿Cuáles son las fortalezas o defectos y debilidades de tu personaje? ¿Qué tipo de cosas le impiden alcanzar sus metas o sueños? ¿Qué le apasiona? ¿Qué teme? Un buen personaje tiene fallas realistas que tu jugador, lector o espectador puede entender o relacionarse en algún nivel. Si el personaje es un villano, entender sus motivaciones puede ayudar a tu audiencia a apreciar su complejidad. Incluso si finalmente no le gusta en absoluto (o incluso lo desprecian), tu audiencia disfrutará de su interesante sabor. Si tu personaje es el protagonista, ¿qué tipo de cosas son importantes para él y cómo piensa lograrlas? No se lo pongas fácil a tu personaje: añade un poco de dificultad y fracaso. Deja que tu audiencia los vea luchar para lograr la victoria.
Paso cinco
Una vez que hayas logrado reunir todos los ingredientes, mézclalos en un tazón grande. Puede que te resulte difícil mezclar a mano, así que sigue adelante y usa las herramientas que te resulten útiles, o más bien, ¿qué tipo de objetos y cosas materiales son importantes para tu personaje? Si tienes un hacha de guerra favorita, no tengas miedo de cortar esos ingredientes con fuerza. ¿Disfruta tocando un laúd, dices? Bueno, revuelve con la cuerda rota que hará que tu personaje se estremezca.
Paso seis
A continuación, esparce los ingredientes en una bandeja para hornear, precalienta el horno a la temperatura más conveniente para darle a tu personaje un exterior duro y crujiente o una panza blanda (dependiendo de su temperamento), y cocina durante aproximadamente el tiempo que sea necesario. Cuando hayas terminado, considera cómo te gustaría que el personaje se presentara ante los demás y crea la guarnición adecuada para la forma en que representa su identidad.
Ahí lo tienes, una receta simple (quizás no tan simple) para la creación de personajes.
Fuente: AAA/ Traducción: Alina Klingsmen