por DANIELLE N. BOAZ – Universidad de Carolina del Norte en Charlotte
1. El término «vudú» tiene sus raíces en África Occidental. Proviene de la palabra para «espíritu» en el idioma Fon. Los franceses usaron el término «vaudoux» (que eventualmente se transformó en «voodoo» en inglés) para referirse a una variedad de prácticas espirituales africanas, identificadas en sus colonias en las Américas, a las que generalmente consideraban supersticiones y prácticas bárbaras.
2. En Haití y la diáspora haitiana, los devotos de la religión a la que comúnmente se hace referencia como “vudú” normalmente no usan este término. Vodou es un nombre más respetuoso y ampliamente utilizado. De hecho, académicos y devotos crearon una campaña exitosa para que la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos cambiara sus etiquetas bibliográficas de «vudú» y «voodoo» a «vodou». También, la mayoría de los medios de comunicación norteamericanos y europeos más conocidos comenzaron a usar «Vodou» en lugar de «voodoo». Sin embargo, este cambio de terminología no parece haber llegado al público.
3. Antes de la Guerra Civil, la mayoría de las personas en los Estados Unidos probablemente nunca habían oído hablar del «vudú». Pero después de que el ejército de la Unión se apoderó de Nueva Orleans, los periódicos de todo el país comenzaron a publicar historias sobre las prácticas de «vudú» que supuestamente eran comunes entre los negros en Luisiana y el resto del sur de los Estados Unidos. Como discuto en Voodoo: The History of a Racial Slur, las personas que se oponían a la emancipación y la extensión de los derechos de voto a las personas de ascendencia africana utilizaron tales historias para argumentar que los negros eran demasiado supersticiosos para que se les concedieran estos derechos y libertades.
4. A principios del siglo XX, las afirmaciones sensacionalistas de que los negros participaban en sacrificios humanos y canibalismo formaban un componente importante del imperialismo estadounidense. Cuando Estados Unidos envió fuerzas para ocupar naciones con grandes poblaciones de afrodescendientes, especialmente Cuba y Haití, los medios estadounidenses afirmaron que era necesaria una presencia “civilizadora” para detener estas prácticas bárbaras que supuestamente estaban teniendo lugar en esos países. Tales acusaciones fueron en gran medida exageradas y, en algunos casos, completamente inventadas. Más bien, como argumento en Voodoo, eran meras justificaciones racistas para la invasión militar y el dominio imperial.
5. En la década de 1930, la policía, los medios de comunicación e incluso los académicos se refirieron al grupo de musulmanes negros que eventualmente se conocería como la Nación del Islam como el “Culto vudú de Detroit”. Este apodo surgió porque uno de los presuntos miembros del grupo, Robert Harris, mató a su inquilino en un altar en su casa y afirmó que cometió el asesinato como una ofrenda a Alá. Estas acusaciones sobre los sacrificios de «vudú» tuvieron un enorme impacto en los musulmanes negros de Detroit, lo que provocó que cambiaran su nombre, su líder y la ubicación de su cuartel general.
6. A pesar del nombre, las «muñecas vudú» en realidad no se derivan de las religiones de Haití, Luisiana o África occidental que fueron etiquetadas como «vudú». En cambio, estas muñecas se basan principalmente en conceptos europeos de brujería. Mucho antes de la trata de esclavos en el Atlántico y cualquier contacto significativo entre Europa y África occidental, los europeos usaban maldiciones y pinturas o imágenes esculpidas de personas para causar daño a las personas de la misma manera que se usan los llamados muñecos vudú en la cultura popular actual.
7. La primera película de Disney sobre una princesa negra se desarrolla en Nueva Orleans y se centra en una historia sobre una maldición «vudú». El villano es un malvado «médico vudú», el Dr. Facilier, también conocido como el «Hombre de las Sombras», que es ayudado por sus «amigos del otro lado». La película presenta «muñecos de vudú», cabezas reducidas, cráneos humanos y otros estereotipos odiosos.
8. Después del devastador terremoto que azotó a Haití en 2010, que se cobró la vida de cientos de miles de personas e hirió y desplazó a muchas más, el controvertido pastor Pat Robertson afirmó públicamente que el desastre fue la retribución de Dios por los haitianos que practicaban el “vudú”. Refiriéndose a la famosa ceremonia de vudú en Bois Caiman, donde los líderes de la revolución haitiana rezaron para pedir protección espiritual para su levantamiento, Robertson alegó que los haitianos habían hecho un pacto con el diablo para obtener su independencia de Francia. Desafortunadamente, y en parte como resultado de tales estereotipos, los devotos del vudú sufrieron discriminación y violencia tras el terremoto y el subsiguiente brote de cólera. Además, devotos y académicos informan que los misioneros cristianos, que recibieron gran parte de la ayuda para la reconstrucción, se negaron a dar suministros a los devotos del vudú y utilizaron la terrible situación para obligar a la gente a asistir a sus iglesias.
9. A pesar de lo que dijeron Disney, Pat Robertson y un montón de películas de terror, los devotos del vudú haitiano y el vudú de Nueva Orleans no adoran al diablo. De hecho, el diablo ni siquiera existe en la cosmología de la mayoría de las religiones de la diáspora africana. La idea de que el “vudú” y otras religiones de la diáspora africana se centran en el culto al diablo se basa en el racismo y los prejuicios religiosos que datan de hace cientos de años. Para justificar la esclavitud, la colonización y otras atrocidades contra los no cristianos, los europeos solían argumentar que los no cristianos (especialmente los africanos) no tenían religión, practicaban el fetichismo y/o adoraban al diablo. Desafortunadamente, estos estereotipos se generalizaron con el tiempo y se reforzaron en los últimos años a través de la televisión, el cine y otras representaciones de las religiones de la diáspora africana.
10. Por si no queda claro de los puntos anteriores, “vudú” (voodoo) es un término extremadamente racista. Durante siglos, se utilizó para denigrar las prácticas espirituales de los afrodescendientes y para argumentar que los negros eran demasiado supersticiosos para la independencia y el autogobierno. El término, y todos los estereotipos que lo acompañan, continúan apoyando prejuicios dañinos y violencia contra el vudú haitiano y otras religiones africanas. La palabra debe eliminarse de nuestro vocabulario, excepto en las raras circunstancias en las que los devotos optan por adoptarla o reclamarla.
Fuente: AAA/ Traducción: Mara Tarlo