Encendamos velas eléctricas para nuestros ancestros japoneses

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por HANNAH GOULD

¿Los ancestros japoneses modernos son eléctricos?

Poco después de la muerte de mi suegra, las velas eléctricas y el incienso se hicieron populares en Japón como alternativas seguras a las llamas abiertas en los altares ancestrales budistas. En nuestro mercado budista local, las velas eléctricas van desde monumentos de dos pies hasta pequeños adornos para altares al estilo de Tokio, todos alimentados por baterías de litio que iluminan LED amarillos. Como la mayoría de los productos budistas contemporáneos, se fabrican en China, pero han recibido, me asegura el vendedor, reseñas de Amazon de cinco estrellas.

Flores, velas e incienso son algunas de las principales ofrendas que se colocan ante los altares para venerar a los difuntos de la casa. En la tradición popular, el humo del incienso lleva mensajes a la Tierra Pura donde residen los antepasados. Las velas, por el contrario, son el medio a través del cual los antepasados comunican su presencia a los vivos.

El punto clave de venta de las velas eléctricas es la seguridad contra incendios. Muchos ancianos japoneses viven solos en casas de madera, y el miedo al fuego persiste en los recuerdos de los bombardeos y terremotos. Las velas eléctricas brindan anshin, o tranquilidad, a las familias que viven separadas. Los parientes mayores pueden conmemorar a los muertos sin el riesgo de su propia partida prematura.

Pero el anshin de las velas eléctricas pone en escena compromisos sensoriales completamente diferentes con la mecha, la cera y la llama. El intercambio entre vivos y muertos se transforma así: los ancestros eléctricos se ven, huelen y suenan diferentes. Estas velas no se queman ni fuman. En cambio, su cableado barato zumba. Y las velas eléctricas no parpadean con el movimiento o en momentos aleatorios, que de otro modo indicarían la presencia de alguien más; están preprogramadas para parpadear. No es un ancestro, sino un algoritmo, lo que da a conocer su presencia.

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Para mi suegro, un sacerdote budista jubilado que atiende nuestro altar, las velas eléctricas son demasiado anshin, demasiado seguras. Saludar a los ancestros, dice, debe ser reconfortante e intimidante. Las llamas pueden hacer que los ancestros sean peligrosos, pero la electricidad amenaza con domarlos.

Fuente: SCA/ Traducción: Alina Klingsmen

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