Nunca dejamos de evolucionar

-

por MICHAEL A. LITTLE – Universidad Estatal de Nueva York

Mucha gente cree que los humanos hemos conquistado la naturaleza a través de las maravillas de la civilización y la tecnología. Algunos también creen que, debido a que somos diferentes de otras criaturas, tenemos control total sobre nuestro destino y no tenemos necesidad de evolucionar. Aunque muchas personas lo crean, no es cierto.

Al igual que otras criaturas vivas, los humanos hemos sido moldeados por la evolución. Con el tiempo, hemos desarrollado —y continuamos desarrollando— los rasgos que nos ayudan a sobrevivir y prosperar en los entornos donde vivimos.

Soy antropólogo. Estudio cómo los humanos nos adaptamos a diferentes entornos. La adaptación es una parte importante de la evolución. Las adaptaciones son rasgos que le dan a alguien una ventaja en su entorno. Las personas con esos rasgos tienen más probabilidades de sobrevivir y transmitir esos rasgos a sus hijos. A lo largo de muchas generaciones, esos rasgos se generalizan en la población.

El papel de la cultura

Los humanos tenemos dos manos que nos ayudan a usar hábilmente herramientas y otros objetos. Somos capaces de caminar y correr en dos piernas, lo que libera nuestras manos para estas tareas especializadas. Y tenemos cerebros grandes que nos permiten razonar, crear ideas y vivir exitosamente con otras personas en grupos sociales.

Todos estos rasgos han ayudado a los humanos a desarrollar la cultura. La cultura incluye todas nuestras ideas y creencias y nuestras habilidades para planificar y pensar sobre el presente y el futuro. También incluye nuestra capacidad de cambiar nuestro entorno, por ejemplo, haciendo herramientas y cultivando alimentos.

Aunque los humanos hemos cambiado nuestro entorno de muchas maneras durante los últimos miles de años, la evolución aún nos cambia. No hemos dejado de evolucionar, sino que estamos evolucionando ahora mismo de maneras diferentes a las de nuestros ancestros antiguos. Nuestros entornos a menudo son cambiados por nuestra cultura.

Más en AntropoUrbana:  Ciencias forenses entre masculinos y femeninos

Usualmente pensamos en un entorno como el clima, las plantas y los animales en un lugar. Pero los entornos incluyen los alimentos que comemos y las enfermedades infecciosas a las que estamos expuestos.

Una parte muy importante del entorno es el clima y en qué tipo de condiciones podemos vivir. Nuestra cultura nos ayuda a cambiar nuestra exposición al clima. Por ejemplo, construimos casas y les ponemos estufas y aires acondicionados. Pero la cultura no nos protege completamente de los extremos de calor, frío y los rayos del sol.

Aquí hay algunos ejemplos de cómo los humanos hemos evolucionado durante los últimos 10.000 años y cómo continuamos evolucionando hoy.

El poder de los rayos del sol

Si bien los rayos del sol son importantes para la vida en nuestro planeta, los rayos ultravioleta pueden dañar la piel humana. Aquellos de nosotros con piel pálida estamos en peligro de sufrir quemaduras solares graves y tipos de cáncer de piel igualmente peligrosos. Por el contrario, aquellos de nosotros con mucho pigmento cutáneo, llamado melanina, tenemos cierta protección contra los dañinos rayos ultravioleta del sol.

Las personas en los trópicos con piel oscura son más propensas a prosperar bajo la luz solar brillante y frecuente. Sin embargo, cuando los humanos antiguos se mudaron a lugares nublados y más fríos, la piel oscura ya no era necesaria. La piel oscura en lugares nublados bloqueaba la producción de vitamina D en la piel, que es necesaria para el crecimiento óseo normal en niños y adultos.

La cantidad de pigmento de melanina en nuestra piel está controlada por nuestros genes. Así que, de esta manera, la evolución humana es impulsada por el entorno —soleado o nublado— en diferentes partes del mundo.

Más en AntropoUrbana:  Antropología del bronceado humano

Los alimentos que comemos

Hace diez mil años, nuestros ancestros humanos comenzaron a domesticar animales como el ganado y las cabras para comer su carne. Luego, unos 2000 años después, aprendieron a ordeñar vacas y cabras para obtener este alimento nutritivo. Desafortunadamente, como la mayoría de los otros mamíferos en ese momento, los adultos humanos de entonces no podían digerir la leche sin sentirse enfermos. Sin embargo, algunas personas podían digerir la leche porque tenían genes que les permitían hacerlo.

La leche era una fuente de alimento tan importante en estas sociedades que las personas que podían digerirla estaban en mejores condiciones para sobrevivir y tener muchos hijos. Así, los genes que les permitían digerir la leche aumentaron en la población hasta que casi todos podían beber leche siendo adultos.

Este proceso, que ocurrió y se propagó hace miles de años, es un ejemplo de lo que se llama coevolución cultural y biológica. Fue la práctica cultural de ordeñar animales lo que condujo a estos cambios genéticos o biológicos.

Otras personas, como los Inuit en Groenlandia, tienen genes que les permiten digerir grasas sin sufrir enfermedades cardíacas. El pueblo Turkana pastorea ganado en Kenia en una parte muy seca de África. Tienen un gen que les permite pasar largos períodos sin beber mucha agua. Esta práctica causaría daño renal en otras personas porque el riñón regula el agua en tu cuerpo.

Estos ejemplos muestran cómo la notable diversidad de alimentos que las personas consumen en todo el mundo puede afectar la evolución.

Enfermedades que nos amenazan

Al igual que todas las criaturas vivas, los humanos hemos estado expuestos a muchas enfermedades infecciosas. Durante el siglo XIV, una enfermedad mortal llamada peste bubónica atacó y se propagó rápidamente por toda Europa y Asia. Mató a cerca de un tercio de la población en Europa. Muchos de los que sobrevivieron tenían un gen específico que les daba resistencia contra la enfermedad. Esas personas y sus descendientes pudieron sobrevivir mejor a las epidemias que siguieron durante varios siglos.

Más en AntropoUrbana:  La genética humana debe olvidarse de los guisantes del siglo XIX

Algunas enfermedades han atacado muy recientemente. El Covid-19, por ejemplo, se extendió por todo el mundo en 2020. Las vacunas salvaron muchas vidas. Algunas personas tienen una resistencia natural al virus basada en sus genes. Puede ser que la evolución aumente esta resistencia en la población y ayude a los humanos a combatir futuras epidemias de virus.

Como seres humanos, estamos expuestos a una variedad de entornos cambiantes. Y así, la evolución en muchas poblaciones humanas continúa a través de las generaciones, incluso en este momento.

The Conversation. Traducción: Maggie Tarlo

Comparte este texto

Textos recientes

Categorías